Jorge A Jorge
Batista
Hoy más que nunca, no solo se encuentran los emigrantes
de todo el mundo sobre el tapete, en primera plana, y hasta como el plato del
día. El que emigra, encuentra a su arribo diversos retos entre ellos: idioma,
desempleo, y muchas veces acceso a vivienda adecuada . Los más afectados,
fuimos los que arribamos antes de los años 60.
Migración
humana, es el perpetuo movimiento, en que ciudadanos del planeta, salen en busca de mejor forma de vida. Muchas veces de
forma legal y ordenada y otras de forma
violenta e involuntaria. Prueba de ello, es la estampida de millones de refugia-dos
de Siria hacia Jordania. Hasta ahora, Occidente por su tolerancia de cultos y sistemas
de gobiernos mayormente democráticos, no experimenta esa amenaza. Una muestra
mas de lo delicada y frágil de la situación de emigrantes en todas partes del
mundo, es lo recién ocurrído a ciudadanos colombianos en la frontera con Venezuela.
En toda sociedad organizada - a muchos le cuesta
entender eso- es un requisito y más el compromiso de que el emigrante, demuestre ser
meritorio de haber sido admitido, de lo contrario y hasta entonces será considerado un
ciudadano de tercera clase. Hay a quienes se les facilita aprender el inglés y
a otros le cuesta, o nunca lo aprenden. Tiene mucho que ver con la preparación que traen
de sus países. Aprender un idioma, signifíca entrar a explorar un mundo nuevo,
desconocido y nada fácil.
El País nos abrió sus puertas y en la mayoría de
los casos, gozamos de iguales derechos, protección
y privilegios, bajo la vasta carpa de sus leyes. Es posible que cuando decimos no
ser de aquí, que sea interpretado esto
de forma errónea. La verdad y lo cierto es, que nuestro corazón, lealtad y
orgullo de patria, están divididos en dos.
Lo mismo sucede cuando decimos que ya no somos de
allá. Son muchas las razones que inciden, y nos llevan a sentirnos y hasta pensar
asi. Lo primero, el lamentable hecho de haber – por diferentes motivos, hemos tenido
que abandonar la tierra que te vió nacer. A esto se agrega el haber llegado
temprano, madurado y haber levantado familia aquí; etapa esta que llena de orgullo, por haberle dado al país, responsables y útiles ciudadanos.
Lo que sí nos entristece, y no podemos evitarlo,
es que la mayoría de nuestros herma-nos, vecinos y amigos ya no están. Corremos
un riesgo, y aún así caminamos sus calles, no conocemos a nadie, y nadie nos
conoce. Ahí es cuando deseamos que el tiempo se detuviera y que los nuestros no
se hayan ído. La Vega, es en lo que más pienso, pero el País, en toda su
extensión, también nos preocupa. El deterioro y el desinterés en la conservación
del medio ambiente, no es solo criminal,
sino un descabellado atentado contra la naturaleza misma.
Tenemos un país cuyo suelo y ríos están contaminados,
un sistema eléctrico caro y deficiente, y un sistema de salud paupérrimo. Es
por ello y por razones de salud, que cuando visito el país, me aseguro de
llevar suficiente agua para tomar. Esto me hace sentir como el hombre de la
Emulsión de Scott, con el bacalao a cuesta. Sobre todas estas cosas tenemos un
presidente, que no podría aspirar a locutor o cantante, ya que nadie conoce su
metal de voz.
Algo me pasa: “Cuando veo el izar de nuestra
bandera, se humedecen mis ojos”.
“ Al oir las notas de
nuestro Himno Nacional, se crece mi pecho, y se me
engranoja la piel”.
Entonces es cuando me doy cuenta que “Soy
de aquí y Soy de allá”.
chiconino@msn.com
Un inmenso placer el haberte encontrado en Diciembre
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