. “La cosa t’a mala”... decían unos. “No hay cuaitos" ... decìan otros, y "no hay pollo" se oìa decir a la mayorìa .
Escrito por : Jorge A Jorge Batista 2-1-16
Esta es mi mini crisis obligó a los dominicanos, aunque a un precio màs caro, a compartir unos
cueritos de lechón en familia. Notorio era lo que pone a las amas de casas de vuelta y media -siendo un país de bajos salarios - no hay control de precios de la canasta familiar. Sin embargo, las tiendas de velan llenas, la población entusiasmada y el tràfico imposible.
Una vez màs, después de tantas, tomè la ruta que acostumbraba para ir a la escuela Garcìa Godoy, por allá por los 40. Lo que si, esta vez, me parecía estar recorriendo el trillo de la película “ The Wizard of Oz.” con Judy
Garland. Algo me hacía sentir como El Hombre con el Traje de Hojalata y la aceitera
a la mano. Es para
mi como recorrer una galería
de arcaicas estructuras, quedadas al antojo
y merced del tiempo. La calle Padre Billini
desde la Casa Azul hasta la esquina de
lo que fué una vez El Inter-mezzo- doblando a la izquierda (Ave. Independencia),
hasta el Casino, es como un cañón de similares casonas, que se remontan a la época de las altas puertas con enormes trancas y gruesas aldabas.
Llegando al parque, cuyo alrededor parecía un mar de motoconchos y
puestos de comida rápida, esto nos hizo
aceptar, lo mucho que los tiempos han cambiado. Po las noches el alumbrado de la plaza lucía
esplendoroso, vestido de gala, en homenaje al
Tamarindo.
.
A pesar de mi corta edad entonces, recuerdo a la mayoría de la gente, a la
vez que lamento haberme ído de niño, por lo que algunas veces regreso, como en
peregrinaje de hijo trota-mundo y realengo. Ojalá mi confesión me absuelva.
En esos días navideños, La Vega no se salvó de habituales hechos y sucesos
, como suceden en toda la República. Además de los atracos en pleno día, el
pueblo se vió sacudido, con el asesinato a tiros en plena calle, de un conocido
deportista vegano. El motivo un simple y
lamentable altercado de tráfico, y el porte -legal e ilegal de armas. Muchos de los que visitan
el país, prefieren adoptar un bajo perfil,
y no figurear en jeepetas... si eso no les priva de su cartera o celular, le
puede costar la vida. La delincuencia ya no tiene género ni edad.
De recorrer las calles a pies, no basta llevar buenos zapatos, además de
unas buenas rodilleras- las aceras son muy estrechas y es raro encontrar una
que no esté llena de hoyos.
Uno quisiera lo mejor para su pueblo, pero las electas autoridades, no
cumplen con lo que prometen, y la población no recibe los beneficios de los
impuestos que paga. La recogida de basura fue uno de los mejores servicios que
vi. Un llamado a las autoridades que no se puede quedar es la necesidad de
implementar algún tipo de transporte urbano. La Vega ha crecido mucho, y hay
lugares que lo piden a gritos. Muchas personas no pueden montar en motoconchos,
pero tampoco pueden pagar un taxi.
Entre las cosas nuevas que encontré esta vez, es la cantidad de teléfonos
inteligentes, que hasta los gatos tienen. La población, que tiene un alto grado
de analfabetismo, esconde esa falta con el uso de esos sabios teléfonos.
Otra cosa que llama mucho la atención, es la cantidad de hatianos en el
pueblo hablando español con acento cibaeño: “ Poique soi ilegai, me quieren
depoitai”.
chiconino@msn.com
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