Por Ángel Garrido

El nuestro es el Partido de la Liberación Dominicana que en noviembre del
año pasado, a un mes y dos días del cuadragésimo segundo aniversario de su
fundación, vivió la desventura de traer al mundo a sus primeros dos muertos
consecuencia de un fratricidio partidista.
Por primera vez en 42 años nos ocurría semejante tragedia. Como era de
esperarse en el PLD, la comisión encargada del área electoral de nuestro
partido rindió un informe detallado de los hechos y con el respaldo pleno del
Comité Político procedió a la expulsión deshonrosa de nuestras filas de las
personas envueltas en tan bochornosos incidentes.
A partir de las medidas tomadas por la Comisión Nacional Electoral del PLD,
y desde luego tan pronto ocurrieron los hechos desgraciados por su naturaleza
misma, el caso quedaba en manos de la justicia como uno de los poderes
fundamentales del Estado.
El Partido Revolucionario Moderno, desprendimiento reciente del PRD,
participa por vez primera en una campaña electoral. La semana pasada tuvo la
tragedia de vivir su primer fratricidio partidista, que hoy nos enluta a todos
los dominicanos. Ha muerto en las filas opuestas a las nuestras un hombre
merecedor del respeto y de la admiración de su pueblo. Tenía el mérito inusual
de haber entrado en la universidad pública como barrendero y de haber salido de
ella como su rector magnífico. Y tenía otro mérito aún más difícil de alcanzar:
el aval de quienes le trataron de cerca. Nunca tuve la fortuna de verlo en
persona; pero tanta gente me habló bien de él que abrigué el deseo de tenerlo
como amigo. Nuestro sentido pésame a sus familiares y a sus compañeros de
partido ajenos a la conmovedora tragedia que puso fin a su vida.
El jesuita daliano detrás de la muerte electoral el año pasado de los
compañeros Yeral Pérez Pérez y Erasmo Antonio Espinal, así como de la del
exrector de la UASD Mateo Aquino Febrillet la semana pasada, somos todos unidos
en la negligencia de no haber hecho lo suficiente para enfrentar el sectarismo
partidista que medra en las buenas costumbres. Ellos solos se murieron, y entre
todos los matamos.
El fratricidio partidista no debería de llevarse en la presente campaña a
ningún otro dominicano: ora militante, ora dirigente, ora candidato, ora simple
espectador de un acto político. Los potenciales homicidas deberían de tener
presente que con el disparo fratricida u homicida cercenan para siempre sus
posibilidades electorales. Los pueblos que no están regidos por una dictadura
cruenta no sufragan en favor de asesinos convictos.
En lo que a la campaña que llevamos a cabo los peledeístas respecta,
debería de servirnos de motivo bastante para reclutar adeptos las realizaciones
alcanzadas durante los 16 años de gobierno que desde su fundación hace 42 ha
ejercido el PLD. Esos números y esas fechas significan que Juan Bosch y quienes
le siguieron fundaron en 1973 un partido que durante 23 años había de forjarse
en la dura y en ocasiones brutal fragua surgida luego de la guerra civil y
patria de abril de 1965.
Esa proeza de gobernanza llevada a cabo por el PLD a partir de 1996,
exceptuado desde luego el cuatrienio 2000-04 que correspondió al PRD, ha sido
posible gracias a que nuestro fundador y líder histórico jamás descuidó la
formación política de quienes han tomado las decisiones claves en los gobiernos
peledeístas. Tanto no la descuidó que el 28 de marzo de 1990, 49 días antes que
su pueblo lo eligiera por segunda vez presidente del país, Juan Bosch publicaba
el Tomo I de su libro Temas económicos.
Hay sobre la faz de la Tierra buenos especialistas en historia mundial, a
la que por inercia idiomática solemos referirnos como historia universal, como si alguien supiera lo que ha pasado en las
demás galaxias del universo. Un especialista en historia universal que nos diga
entonces si hay otro lugar en el mundo en el cual un candidato presidencial
escriba libros imperecederos a dos meses de las elecciones.
Ése era Juan Bosch. ¿Qué les parece? ¿Pensaba en ser presidente de la
República por la vanidad de serlo o pensaba en cambio en que su país se merecía
los buenos gobiernos que su partido ha postulado?
Pensaba Bosch en el buen manejo de la economía como prerrequisito para
poder llevar a cabo las impostergables conquistas sociales que demanda nuestro
pueblo. Recordamos la crisis económica estadounidense de 1982 y la preocupación
del compañero Juan Bosch porque los peledeístas que acá residíamos le
proveyéramos información al respecto. Quería desentrañar su posible
consecuencia en la economía dominicana, minúscula si se la compara con la
estadounidense.
Al llegar a las páginas 139 y 140 de la obra citada, nos alumbró el camino
con palabras que tipificaban la originalidad, sencillez y profundidad de sus
juicios: “Los efectos sociales y políticos de la devaluación de la moneda en
cualquier país del tipo de la República Dominicana pueden ser comparados con
los de un terremoto. Los Estados Unidos pueden devaluar su dólar dos veces en
menos de un año y allí no pasa nada porque las reservas norteamericanas en
capacidad productiva y en monedas extranjeras es enorme; pero ése no es nuestro
caso”.
El juicio podría parecer sencillo; y lo es. Pero también es sencillo el
aire que en un día inhala un hombre del ambiente que lo circunda, y si le
faltara por más de un minuto correría el riesgo de morirse, que no es chiquito.
Los presidentes peledeístas han gobernado con esos preceptos boschistas en la
cabeza, y el resultado de esa sencillez nos ha llevado a la complejidad de
gobiernos que el pueblo evalúa buenos; y lo han sido.
Con los logros alcanzados por el presente gobierno, y el tesón de los
compañeros que sufragan a su partido y que conquistan adeptos para que voten
nueva vez por los compañeros Danilo Medina y Margarita Cedeño de Fernández,
nuestra campaña ha de tener el éxito que esperamos. Y con el ejemplo, y las
sanciones a los violadores como ya hizo nuestra comisión electoral, desterrar
de nuestros actos la violencia física que priva de la vida a otros compañeros y
enluta por siempre a sus hogares.
A los peledeístas nos sobra maestro y nos sobra escuela para desearles lo
mismo a nuestros conciudadanos que militan en partidos opuestos al nuestro.
Alexandria, Virginia,
EE UU
15 de marzo de 2016
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