

18 de marzo del 2019
Este es un post para quienes desean comenzar a descubrir su historia familiar pero aún no han creado su primer árbol genealógico que será la base de la investigación. Hasta este
momento habrán oÃdo relatos sobre su familia, seguramente han garabateado algún esquema sobre sus parientes y han encontrado mucho ruido en internet sobre apellidos, escudos y demás.
Este es un post para quienes desean comenzar a descubrir su historia familiar pero aún no han creado su primer árbol genealógico que será la base de la investigación. Hasta este
momento habrán oÃdo relatos sobre su familia, seguramente han garabateado algún esquema sobre sus parientes y han encontrado mucho ruido en internet sobre apellidos, escudos y demás.
Comenzar es
más fácil de lo que parece. De hecho, puede ser hoy mismo, en este momento, no
hacen falta grandes medios ni muchos documentos, veamos unos sencillos pasos:
1-Olvidar las
historias fantásticas que aparecen en los diccionarios de apellidos y en
internet. Borremos
de la memoria las historias sobre orÃgenes godos, romanos, héroes y blasones
que siempre surgen al buscar cualquier apellido. Vamos a empezar como debemos,
desde nosotros hacia atrás, con los pies en la tierra.
2-Tomemos
papel y bolÃgrafo. SÃ,
estamos en el siglo XXI y son ya casi reliquias, pero vayamos al grano y no
perdamos el tiempo con programas informáticos, que ya llegarán. Un buen folio y
un bolÃgrafo y comencemos con el más sencillo y cercano de nuestros
árboles; yo, mis padres, mis abuelos y… ¿quien más recuerdo? Anotemos todos los
antepasados que conocemos, fechas, lugares, circunstancias de todo tipo (si
tenÃan algún oficio, militares, eclesiásticos, miembros de alguna organización
o club, alguna actividad relevante, etc). Dejemos constancia tanto de los datos
que sepamos con certeza como de los dudosos, que marcaremos con interrogaciones
para intentar confirmarlos.
3-¿Qué más
datos podemos encontrar en casa? Los familiares que conviven con nosotros serán
nuestros primeros entrevistados, a quienes mostraremos el árbol y nos lo podrán
ampliar o corregir. Revisemos también los viejos álbumes de fotos y cualquier
documento que tenga algunos años. Las fotos nos hacen aparecer personajes de la
familia que no habÃamos recordado, permiten muchas veces percibir las edades
relativas de los fotografiados, nos muestran lugares familiares o
accidentales, los propios trajes y uniformes nos hablan de oficios y del
ambiente social, etc.
Y por
supuesto revisemos los documentos, que aunque no
tengan cientos de años de antigüedad sà pueden referirse a personas nacidas hace ya muchos años y encerrar referencias muy interesantes; desde testamentos y particiones de herencias a tÃtulos de propiedad de inmuebles o de objetos, cartillas, permisos, carnets… Todo esto deberá ser objeto de escrutinio para ver qué datos contienen.
tengan cientos de años de antigüedad sà pueden referirse a personas nacidas hace ya muchos años y encerrar referencias muy interesantes; desde testamentos y particiones de herencias a tÃtulos de propiedad de inmuebles o de objetos, cartillas, permisos, carnets… Todo esto deberá ser objeto de escrutinio para ver qué datos contienen.
4-Consultemos
a nuestros familiares. En todas las familias hay algún pariente especialmente
aficionado a recordar sucesos y nombres, probablemente será también quien
guarde más documentos de todo tipo, él o ella serán nuestro primer objetivo.
Vayamos con nuestras primeras notas, esa hoja que ya comienza a estar llena de
nombres y referencias. Ese encuentro hay quien recomienda que se realice con un
guión previo y con grabadora, a modo de interrogatorio periodÃstico, es una
opción para los más organizados. También se puede plantear como una amena
charla, con suerte larga, donde lo importante es que anotemos todos los datos
que nos pueda ir aportando sobre nuestros familiares, incluidos aquellos que
pudieran parecer insignificantes o fantasiosos.
Con el
tiempo iremos viendo si todo esto era cierto o no, pero tengamos presente que
muchas leyendas familiares pueden no ser ciertas en su totalidad pero sÃ
contener valiosas pistas que nos serán de utilidad.
Aunque
quizás solo contemos al inicio con uno o dos familiares que parezcan
interesados por la historia familiar, convendrá ir comentando a los demás que
hemos iniciado nuestro árbol genealógico, quizás de quienes menos lo
podamos esperar nos puede llegar un buen consejo o una novedad. Tengamos en
cuenta que todas las personas han tenido en algún momento cierta curiosidad por
su familia y guardan alguna información al respecto. Comunicarlo es también una
oportunidad para encontrar ayudantes inesperados y para que puedan implicarse
en la búsqueda.
5-Examinemos
nuestro primer árbol. Cuando
ya hayamos hecho la primera ronda de consultas (tengamos claro que habrá muchas
más en el futuro) podremos poner en limpio ese primer arbusto convertido ahora
en arbolito. Ya habremos tenido las primeras sorpresas, aparecieron
nombres, apellidos, lugares e historias que desconocÃamos y vamos descubriendo
que unas ramas son más conocidas y que de otras apenas si se sabe algo de
ellas.
6- ¿Hacia
donde continuar? Quizás tengamos claros nuestros primeros objetivos, por donde queremos
avanzar, ¿es asÃ? Se trata de una cuestión muy importante para no perdernos ni
desanimarnos. Si no lo hemos decidido aún, será el momento de que consultemos
el post Orientemos
la búsqueda
Los
siguientes pasos serán escoger un programa informático adecuado y empezar a
conocer los documentos que confirmarán nuestro primer árbol, temas que
trataremos en sucesivos posts.
Publicaciones anteriores:
CONTINUAR AL ARTICULO NO. 2 - QUE ES LA GENEALOGIA
ARTICULO NO 1: FAMILIA VICTORIAPublicaciones anteriores:
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Me gusta leer tales artÃculos y para buscarlos utilizo Nexter Org news
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