Articulo enviado por nuestro colaborador Ing. Cèsar Arturo Abreu
18 de octubre 2018
Por considerarlo de interés histórico para los veganos,
estamos reproduciendo este artículo del historiador santiaguense Edwin Espinal
Hernández, publicado en el periódico El Siglo el 26 de febrero del 2000.
HISTORIA→ Una opinión
polémica de que la famosa batalla del Santo Cerro haya tenido lugar en el hoy
municipio de Esperanza.
a) La batalla de La Vega
Real , ocurrida en 1495 entre españoles e indígenas durante la
conquista de la isla no tuvo lugar en el Santo Cerro, ubicado en las
proximidades de la ciudad de La
Vega , dado que la distancia ofrecida por las crónicas como
existente entre La Isabela
(desde donde partió Colón a enfrentar a los nativos que pretendían libertar al
cacique Canoabo, preso en esa ciudad luego de su captura en las montañas de la Maguana por Alonso de
Ojeda) y el sitio donde tuvo lugar la batalla, no se corresponde con la que
separa dicha ciudad y el Santo Cerro;
b)
Que la confusión proviene de asumir el término de “vega
real” dado por Cristóbal Colón al valle o vega que sus ojos admiraron al
trasmontar el “paso de los hidalgos” (camino abierto en la Cordillera
Septentrional sobre un trillo indígena para permitir el
tránsito desde La Isabela
hacia el interior de la isla) con el nombre de la fortaleza que el Almirante
fundara en la zona oriental de esa “vega real”, o sea, “La Concepción de La
Vega Real ”, hoy simplemente La Vega ;
c)
Que la cruz que se plantó en el Santo Cerro nada tuvo que
ver con la susodicha batalla;
d)
Que se tiende a confundir dicha acción de guerra con el
intento de los indígenas de derribar aquel madero, produciéndose entonces el
milagro de la aparición de la Virgen de las Mercedes, como acotan Antonio de
Herrera (Historia general de los hechos
de los castellanos en las islas y tierra firme del mar océano), monseñor
Meriño (Elementos de geografía física e
histórica de la República Dominicana ),
Roselly de Lorgues, Antonio Sánchez Valverde y Emile Nau (Historia de los caciques de Haití) y;
e)
Que no se conoce con certeza la madera con que se hizo la
cruz, señalándose por tradición, que fue de níspero.
La confusión de Delmonte y
Tejada.
Conforme Tejera, fue el
historiador Antonio Delmonte y Tejada, el primero en referir, sin base alguna,
que la citada cruz se colocó en un cerro en términos de la ciudad de La
Concepción de la Vega Real
en la víspera del encuentro que, todavía hoy, se conoce como “batalla del Santo
Cerro”. Tal error lo repitieron sin ahondar en su veracidad, Carlos Nouel (Apuntes para la historia eclesiástica de la
arquidiócesis de Santo Domingo) y José Gabriel García (Compendio de la historia de Santo Domingo).
Tejera, en su demoledor
trabajo, cita fragmentos de fray
Bartolomé de Las Casas, Gonzalo Fernández de Oviedo, Antonio Herrera,
Pierre Francois de Charlevoix, Antonio de Alcedo, M.L. Moreau de Saint Mery y
el Conde Roselly de Lorgues; ninguno asevera que la colocación de la cruz del
Santo Cerro estuviese ligada con la campaña emprendida por los españoles desde La Isabela hasta “la vega
real”, donde sojuzgaron a los indios.
Tejera parte de un texto
fundamental, el relato del padre Las Casas, para referir que “esa función de
armas” no estuvo “enlazada con la exaltación del cristiano emblema”. Es como
sigue: “Teniendo, pues, la gente aparejada, y lo demás para la guerra
necesario, el Almirante, llevando consigo a don Bartolomé Colón, su hermano, y
el rey Guacanagarí (no pude saber qué gente llevó la guerra, de sus vasallos);
en 24 del mes de marzo de 1495. Salió de La Isabela y a dos jornadas pequeñas, que son diez
leguas, como se dijo, entró en la
Vega , donde la gente se había juntado mucha, y dijeron que
creían habían sobre cien mil hombres juntos. Partió la gente que llevaba con su
hermano al Adelantado, y dieron con ellos por dos partes, y soltando las
ballestas y escopetas y los perros bravísimos y el impetuoso poder de los
caballos con sus lanzas, y los peones con sus espadas, así los rompieron como
si fueran manada de aves…”
Tejera razona con penetrante
logicidad. “Era, pues, materialmente imposible que el Almirante, a las dos jornadas
de La Isabela ,
demorase con su tropa en el Santo Cerro, eminencia que domina la otra banda de La
Vega Real , o sea, su parte oriental,
formada por la ubérrima hoya del Yuna, puesto que aquella altura dista, por lo
menos, unos cien kilómetros de La
Isabela. ¿Cómo podía, antes de topar con el enemigo, lo que
aconteció a las dos jornadas de La
Isabela , colocar una cruz en el Santo Cerro, a regular
distancia del campo de batalla, y que le quedaba, a más de esto, detrás de las
huestes contrarias? Difficile est
probatu”.
¿Cuál fue el lugar entonces?
Tejera hace constar que
Charlevoix indica que el combate fue en las cercanías de Santiago, opinión
seguida por Washington Irving y Rodolfo Cronau. Dice que Emile Nau va más
lejos, al describir el teatro de la lucha: una vasta llanura, cuya maleza había
sido quemada la víspera… Ante esas aseveraciones, Tejera es concluyente: ese
punto de la banda occidental de la gran vega real, “o sea, en la gran cuenca
del Yaque” (…) “no ha sido designado por la historia de un modo incontestable”.
En verdad, el texto del
padre Las Casas no determina un lugar específico: sólo que fue “en la Vega ” y que los españoles
“dieron en ellos (a los indígenas) por dos partes”.
El Lic. Cayetano Armando
Rodríguez, en su Geografía de la isla de
Santo Domingo, se aventuró a lanzar esta hipótesis: “…ateniéndonos a la
distancia indicada (diez leguas contadas desde La Isabela ), hay que suponer
que la batalla debió librarse en las cercanías de Esperanza y de la
desembocadura del río Mao, o en un lugar no muy distante del que indicamos,
pero jamás en el Santo Cerro”.
Tal presunción podría
sostenerse por las siguientes razones:
1.
La distancia aproximada entre La Isabela y Esperanza, es
coincidencialmente, de aproximadamente diez leguas ó 55.7 kilómetros
(una legua es equivalente a 5.572 metros , o sea, 5,572 kilómetros ).
2.
Delmonte y Tejada, al describir el lugar, apunta: “Durante
la marcha del Almirante por las cercanías de La Isabela , no encontró
ninguno de los indios a quienes trataba de castigar; y reconoció cerros bien
situados, propios para apalencarse en ellos (de palenque, valla o estacada de
madera, EEH), caso de que fuese grande la multitud de los que lo atacasen. Así
escogió uno para situar su ejército, y desde luego lo dividió en dos alas,
confiando una a su hermano don Bartolomé: la otra la reservó para sí”. Pensamos
que, las “dos partes” por la que “dieron” los españoles a los indígenas de las
que habla Las Casas son los “dos cerros bien situados” de Delmonte y Tejada.
Y los “dos cerros bien
situados” de Delmonte y Tejada bien pudieran ser los que todavía existen
precisamente en Esperanza, en un tramo del antiguo camino real de Santiago a
Monte Cristo -hoy convertido en carretera- comprendido entre las carreteras
Esperanza-autopista Duarte y Cruce de Guayacanes-Boca de Mao.
Una vista de reconocimiento.
El 21 de enero de este año (2000,
nota de la redacción), en campaña del Dr. Fernández Bisonó, profundo estudioso
de los caminos indohispánicos y del periodista Francisco Rodríguez, presidente
de la seccional del Colegio Dominicano de Periodistas en la ciudad de Mao,
visitamos el lugar referido.
Los cerros, uno más alto que
otro y orientados transversalmente de norte a sur sobre la carretera indicada,
se encuentran ubicados en La
Huasimita , Batey Uno de Esperanza y son las elevaciones más
altas de una cadena de estribaciones que arrancan en Barrancón, Navarrete,
también sobre el camino real de Santiago as Monte Cristo.
Estas eminencias están
pobladas de cactus, guatapanal, aromas, oreganillo y cambrones y están rodeadas
de siembra de guandules, plátanos, yuca, tomate, lechosa y tierras dedicadas al
pastoreo del ganado vacuno. El más alto de ellos aparece cortado en su centro
por la extracción de materiales y actualmente está siendo reducido en su
extremo sur con los mismos fines.
Parafraseando a Delmonte y
Tejada, estos dos cerros se encuentran “bien situados” donde, desde el más alto
de ellos se logra una visual de 360 grados de la “vega real” (además, se domina
desde diversos lugares en la zona) y ambos tienen al este, llanos cultivados y
la ciudad de Esperanza; al oeste, una vasta planicie; al sur, el río Yaque,
estribaciones montañosas y como fondo la Cordillera Central ;
y al norte, en la Cordillera
Septentrional , la garganta entre las montañas por la que se
abre la carretera El Mamey-El Castillo, que es lo mismo decir El Paso de los
Hidalgos, el camino por donde bajaron los españoles a la vega para batirse con
los indios y detener su avance hacia La Isabela …
Conclusión.
Apolinar Tejera descarta de
plano a Delmonte y Tejada, por confundir el altozano “bien situado” que escogió
el Almirante para acampar al momento de la batalla de la
Vega Real con el Santo Cerro cercano a la
ciudad de La Concepción, donde plantó una cruz. Sin embargo, no refuta la
referencia de los “dos cerros bien situados” como probado punto de encuentro
bélico.
Diez leguas hay
aproximadamente entre La
Isabela y Esperanza. Dos “cerros bien situados” existen en La Huasimita , Batey Uno de
Esperanza ¿no serían los ejes de aquella famosa batalla?
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