La inteligencia artificial va a cambiar el mundo, pero todavía sigue siendo un misterio para mucha gente.
¿ PUEDEN PENSAR LAS MÁQUINAS ?
Dispositivos como Alexa o el asistente de Google , son parte de la cotidianidad de muchas familias. Y
es que la inteligencia artificial -IA- ofrece muchas promesas para la humanidad, pero también podría representar una amenaza más peligrosa que la bomba nuclear.
es que la inteligencia artificial -IA- ofrece muchas promesas para la humanidad, pero también podría representar una amenaza más peligrosa que la bomba nuclear.
Con su capacidad de aprender y evolucionar de forma autónoma, la IA podría superar algún día la inteligencia humana. Entonces podría decidir volverse contra sus creadores.
Este oscuro presagio puede parecer sacado directamente de una película de ciencia ficción, pero es una posibilidad muy real. Destacados expertos como Stephen Hawking, Elon Musk o Bill Gates ya han dado la voz de alarma sobre la inteligencia artificial.
Según ellos, la IA representa un riesgo inminente e inevitable en los próximos años. Por eso piden a los gobiernos que regulen este campo para que se desarrolle de forma ética y segura. Más de un centenar expertos ha pedido también a Naciones Unidas que prohíba los «robots asesinos» y otras armas militares autónomas.
Otros expertos creen que el futuro de la inteligencia artificial depende únicamente de cómo decidan utilizarla los humanos. Incluso una IA aparentemente inofensiva podría manipularse y utilizarse de forma malintencionada. Ya podemos verlo con el incremento de los «DeepFakes»: vídeos falsos creados mediante Deep Learning para mostrar a una persona en una situación comprometida.
Sin embargo, hasta la fecha ninguna tecnología está lo suficientemente avanzada como para competir con el cerebro humano.
¿Qué es la inteligencia artificial?
En 1950, el matemático Alan Turing se hizo una pregunta: «¿Pueden pensar las máquinas?». De hecho, esta simple pregunta transformaría el mundo.
El artículo de Alan Turing «Computing Machinery and Intelligence» y el consiguiente «Test de Turing» sentaron las bases de la inteligencia artificial, su visión y sus objetivos.
De hecho, la inteligencia artificial pretende responder afirmativamente a la pregunta de Alan Turing. Su objetivo es replicar o simular la inteligencia humana en las máquinas.
Categorías
Hay dos categorías principales de inteligencia artificial. La inteligencia artificial de tipo «narrow» (estrecha), también conocida como «weak» (débil), solo puede funcionar en un contexto limitado. Suele centrarse en la realización de una única tarea, que es capaz de hacer perfectamente.
Sin embargo, aunque esa máquina pueda parecer inteligente, es mucho más limitada que la inteligencia humana. No es más que una imitación de esta.
Algunos ejemplos son el motor de búsqueda web de Google, el software de reconocimiento de imágenes, los asistentes virtuales como Siri de Apple o Alexa de Amazon, los vehículos autónomos o el software como Watson de IBM.
La segunda categoría es la inteligencia artificial «general». Esa IA es similar a las que se ven en las películas y libros de ciencia ficción.
Es una máquina dotada de una inteligencia artificial general, comparable a la de un ser humano y capaz de resolver cualquier tipo de problema. Un algoritmo universal, capaz de aprender y actuar en cualquier entorno.
Sin embargo, en realidad, este tipo de IA aún no existe y por ese motivo, la creación de la IA general sigue siendo, por el momento, el «Santo Grial» de los investigadores. Es una búsqueda ambiciosa, pero llena de obstáculos, ya que a pesar de los avances técnicos, sigue siendo muy difícil diseñar una máquina con plenas capacidades cognitivas.
Técnicas de la IA
El Machine Learning (aprendizaje automático) y el Deep Learning (aprendizaje profundo) son las dos técnicas principales de inteligencia artificial que se utilizan en la actualidad.
El Machine Learning es el proceso de alimentar un ordenador con datos. La máquina utiliza técnicas de análisis sobre estos datos para «aprender» a realizar una tarea.
Para conseguirlo, no necesita ninguna programación específica con millones de líneas de código. Por eso se denomina aprendizaje «automático».
El Deep Learning es un tipo de Machine Learning directamente inspirado en la arquitectura de las neuronas del cerebro humano. Una red neuronal artificial está compuesta por múltiples capas, a través de las cuales se procesan los datos. Esto es lo que permite que la máquina «profundice» en su aprendizaje, identificando conexiones y alterando los datos introducidos para conseguir los mejores resultados.
Aplicaciones de la inteligencia artificial
Actualmente, empresas de todos los sectores utilizan el Deep Learning y el Machine Learning para infinidad de aplicaciones.
Algunos ejemplos de sectores que utilizan la inteligencia artificial, ya que las aplicaciones son infinitas e imposibles de enumerar con exhaustividad.
En la salud, se utiliza para desarrollar tratamientos personalizados, descubrir nuevos fármacos o analizar imágenes médicas como radiografías y resonancias magnéticas.
El sector del comercio para ofrecer recomendaciones y publicidad personalizadas a los clientes. También puede utilizarse para optimizar la disposición de los productos o gestionar mejor el inventario.
En las fábricas, la inteligencia artificial analiza los datos de los equipos para predecir la carga y la demanda mediante Deep Learning. También puede anticiparse a posibles fallos de funcionamiento e intervenir en una fase temprana.
Los bancos, por su parte, están utilizando la IA para prevenir y detectar el fraude. La tecnología también puede utilizarse para comprobar si un cliente podrá pagar el crédito que solicita y para automatizar las tareas de gestión de datos.
Datos históricos sobre la inteligencia artificial
La historia de la inteligencia artificial comenzó en 1943 con la publicación del artículo «A Logical Calculus of Ideas Immanent in Nervous Activity» de Warren McCullough y Walter Pitts. En ese trabajo, los científicos presentaron el primer modelo matemático para la creación de una red neuronal.
El primer ordenador de red neuronal, Snarc, fue creado en 1950 por dos alumnos de Harvard: Marvin Minsky y Dean Edmonds. Ese mismo año, Alan Turing publicó el Test de Turing, que todavía se utiliza hoy para valorar las IA.
En 1952, Arthur Samuel creó un software capaz de aprender a jugar al ajedrez de forma autónoma.
El término inteligencia artificial fue utilizado por primera vez en la conferencia «Dartmouth Summer Research Project on Artificial Intelligence» de John McCarthy en 1956.
En ese acto, los investigadores presentaron los objetivos y la visión de la IA. Muchos consideran esta conferencia como el verdadero nacimiento de la inteligencia artificial, tal y como se conoce hoy en día.
En 1959, Arthur Samuel acuñó el término Machine Learning mientras trabajaba en IBM. Por su parte, John McCarthy y Marvin Minsky fundaron el MIT Artificial Intelligence Project. En 1963, John McCarthy también creó el «AI Lab» en la Universidad de Stanford.
Los peligros de la inteligencia artificial
Aunque aún no hemos llegado a crear un sistema realmente equiparable a nuestro pensamiento, la IA no deja de avanzar y sorprender con su rendimiento y seguirá desarrollándose a gran velocidad en los próximos años.
Sin embargo ya la Unión Europea está trabajando en aprobar la primera legislación sobre inteligencia artificial en el mundo, que será una versión equivalente al Reglamento General de Protección de Datos.
De esta manera, lo que se busca es reducir posibles consecuencias en el hecho de que puede afectar la privacidad de los seres humanos, llegando a obtener datos que las personas no estén dispuestas a ceder tan fácilmente.
Una de las problemáticas es que los niños pueden empezar a tener malos modales, porque ellos les hablan a las máquinas como Alexa sin usar palabras como «por favor» y «gracias».
La potencial facilidad para crear fake news o noticias falsas. Recordemos que estos sistemas tienen la capacidad de crear contenido desde cero y hasta pueden imitar a los humanos, creando réplicas casi idénticas.
Los sistemas de IA no tienen la capacidad ética de los seres humanos. Por tanto, ¿qué sucederá, por ejemplo, en situaciones donde los coches autónomos estén involucrados en accidentes de tránsito?
Por consiguiente la humanidad es quien debe decidir qué dirección tomará su desarrollo. Amén !!
Recopilado por Vanessa Rodríguez Messina
especial para www.buquicito.com
18 de abril del 2023
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