Clifton, NJ. En la década
de los años 50, en Los Estados Unidos
pocos conocÃan la República Dominicana y mucho menos donde estaba situada La
Española en el “Mapamundi”. No era culpa de nosotros, más bien, debido a la
ignorancia geográfica del paÃs más poderoso de la tierra.
A Haità como paÃs , se le conocÃa más que a nosotros,
y a veces era necesario explicar con lujo de detalles, que es una isla
situada entre Cuba y Puerto Rico, donde gobernaba un recio dictador llamado Trujillo. "Ohhhhh,
Trujilo!- contestaban algunos- Yes, Yes,
Si, Si Trujilo, Trujilo! You, y nos sobraban las ganas de contestarles @@@##!!!??? ...
De las clases sociales medias/bajas - mejor
dicho las dejadas atrás - es de donde sale la mayorÃa de nuestros atletas.
Pobres, desprotegidos por los gobiernos, de escasa educación, prácticamente
analfabetas. Esto es evidente y abunda
más cuando son entrevistados por los medios, donde sale a relucir un pobre uso
del idioma; en otras palabras, no se saben expresar.
Por
otra parte, es cierto que los planteles de educación superior, tanto como las
universidades, carecen de programas que
promuevan e incentiven la educación, incorporada a las actividades deportivas. Los nuestros que llegan a las Grandes Ligas, arriban
desprovistos la mayorÃa, del uso del idioma, un escaso ajuste social, y sobretodo,
sin los buenos modales y costumbres que se adquieren en el
hogar. Muchos se han visto de justÃcia, en cortes norteamericanas, por
escandalosos casos de violencia domestica.
La inexperiencia y escasa madurez los
arropa, y la enorme cantidad inicial de
dinero que reciben, los vuelve locos. Algunos usan mejor la cabeza y le compran
una casa a sus padres, ¡Excelente!, pero
la mayorÃa, luego de la cantidad de
nuevos amigos, le tiran el ojo a una jeepeta, con “to lo Pauel”. Las mujeres les llueven,
siendo después de la recién adquirida fama, que se dan ellas cuenta, que en
realidad estos muchachos son buenos mozos y tienen los ojos
verdes, hacen que se sientan que están muy buenos y ellos se lo creen; la
pasan en parrandas, desafiando a sus compromisos y las exigencias de su profesión.
La conducta y comportamiento dentro y fuera del terreno, fueron dejadas como forjadas en piedra, tal como Los Diez Mandamientos, por nuestros primeros Pioneros: Virgil, Marichal, Alou, Mota Javier y otros, firmados con bonos de miseria, que hasta entonces daban risa, sin embargo, tuvieron carreras sin tropiezos, y sin salirse de las lineas, que les fueron trazadas.
¡Quien sabe si llegaron en peores condiciones, que los que llegan hoy!.
chiconino@msn.com
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