EL BUQUICITO

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Fernando Arturo Logroño

Fernando Arturo Logroño
Escrito por: Ladddy Cortorreal
(1891-1949). Nació en la ciudad de Santo Domingo, de profesión abogado.

Fernándo Arturo Logroño, uno de los más brillantes oradores dominicanos, escritor, poeta, historiador, abogado, catedrático universitario, nacionalista, inició su carrera política a los dieciocho años de edad, como secretario del Presidente Juan Isidro Jiménes, pero fue en los comienzos del trujillato cuando se puso de manifiesto su excepcional capacidad de tribuno, lo que le mereció ser considerado "el príncipe de la oratoria nacional".
Hay quienes cuestionan que por sus servicios a la tiranía haya sido designada una calle de Santo Domingo con su nombre.
Inclusive, a la caída del régimen le fue sustituido por el de Mauricio Báez y en uno de los gobiernos del Partido Revolucionario Dominicano, las autoridades del Ayuntamiento resolvieron reponerlo, denominado en su honor una vía del sector de Villa Juana.

El doctor Carlos Arturo Logroño, hijo del eminente intelectual, dice respetar las opiniones adversas a la medida, sin dejar de reconocer los méritos de su progenitor, aclarando que en la época en que fue funcionario "las cosas no eran como fueron al final de la dictadura".
Considera que figuras nefastas de la "Era" han merecido esa distinción.


Pese a haber sido colaborador muy cercano del "Generalísimo", al que le escribía sus discursos y le asesoraba en asuntos internacionales y legales, el enjundioso escritor cayó varias veces en desgracia durante la dictadura, para la que tuvo en privado y en público expresiones de censura, según cuenta el hijo. Inclusive, los días en que cayó en cama para no levantarse jamás ni siquiera fue visitado por el sátrapa.

De él no sólo quedan las lecciones del pasado nacional en sus libros, que fueron obligatorios en las escuelas en los años `20. También permanecen latentes piezas de sus elocuentes discursos en ocasiones memorables como cuando se realizó el Vuelo Panamericano, o al instituirse el Día del árbol, o en la fecha significativa en que fueron trasladados los restos de los Padres de la Patria, entre otros.

Críticos de Arturo Logroño, como Joaquín Balaguer, dicen que él manejaba "el cinismo como un arma política", pero ese supuesto sarcasmo no sólo le sirvió para responder con perspicacia a los que hacían mofa de su descomunal gordura, sino para cambiar el fatal destino que aguardaba a algunos opositores del "Benefactor".

"En una de las primeras conspiraciones de patriotas opuestos a Trujillo, en la que hubo un atentado contra su vida desde el hotel Presidente, se hizo una manifestación repudiando el hecho. Mi padre fue de los últimos oradores y creó una frase famosa en la que expresó que Trujillo era como el sándalo, que perfuma el hacha que lo hiere. Estaba obligando a Trujillo a perdonar a esta gente y aunque esta declaración le costó el cargo de secretario de la Presidencia, Trujillo cedió y dejó en libertad a los autores de la trama", cuenta don Carlos Arturo.

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La corta Vida de Logroño

El licenciado Arturo Logroño Cohén nació en Santo Domingo el 12 de septiembre de 1893, hijo de don Alvaro Logroño Marchena y doña Isaura Cohén. Su padre era hijo del ex Presidente y Arzobispo de Santo Domingo monseñor Fernando Arturo Meriño. Debido a ese parentesco, tres de sus hijos llevan uno o los dos nombres del ilustre mitrado: Fernando Arturo, Fernando Antonio, fallecido, y Carlos Antonio. Los demás vástagos son Rafael Leonidas, Reynaldo de Jesús y Martha Milagros, todos procreados con la francesa María Antonia Alsace, con quien casó en 1909.

"Monseñor tuvo dos hijos con dos mujeres diferentes: Fernando Arturo Defilló, eminente médico, y a mi abuelo, Alvaro Logroño. De ahí surgen las familias Defilló y Logroño pero, naturalmente, mi abuelo lleva el apellido de la madre y el doctor Defilló también porque, siendo un sacerdote, no podía reconocerlos", cuenta el doctor Logroño. No recuerda el nombre de la abuela, "pero sí sé que era una española".

Arturo Logroño inició estudios de farmacia en la Universidad de Santo Domingo que interrumpió para hacer la carrera de Derecho. Tenía su oficina de abogado en la Luperón esquina Duarte, de la Zona Colonial, donde conservaba una de las más ricas bibliotecas, desaparecida durante la revolución de abril. Además de los cargos citados fue senador de la República, secretario de Relaciones Exteriores y de Educación, Bellas Artes y Cultos y profesor de Derecho Internacional en la Universidad de Santo Domingo. Fue el primer secretario de Estado sin Cartera que hubo en la República pues cuando regresó convaleciente del extranjero, luego de sufrir dos derrames cerebrales, presentaba dificultades para caminar, debido a su gordura, y le fue creado ese puesto.

. Logroño murió  , a los 56 años de edad.  

Logroño y Trujillo

Cuando  falleció  Carlos tenía 12 años, recuerda que "todos los hermanos añorábamos su llegada pues siempre nos traía algo. Era demasiado cariñoso, como lo fue mi madre. Aunque él dormía en una hamaca, gustaba de acostase en la cama junto a todos. Entonces vivíamos en la calle Caonabo cuatro, nuestros vecinos eran el licenciado Leoncio Ramos y el doctor Wenceslao Medrano".

Anécdotas


  "el jefe" no disimulaba el reconocimiento a esa capacidad de Logroño y narra que su padre escribió un discurso reclamando el derecho al voto de la mujer, que pronunció "doña Fifa Mascaró" en San José de Ocoa. Como estaba vestida de verde, Trujillo la congratuló: "Felicito a la cotorra Mascaró con el pico de Logroño".


Logroño fue durante la tiranía víctima de intrigas, chismes y envidia, afirma, porque "siempre fue un hombre muy recto y muy claro". Su caída en desgracia al final de sus días se debió, tal vez, a que en sus cátedras de Derecho Internacional Público expuso abiertamente a sus estudiantes las situaciones desagradables que "empezaban a manifestarse", según le contó al hijo el doctor César Ramos, que fue su discípulo. "Parece que Trujillo se enteró. Mi padre vino de Estados Unidos y pasó alrededor de cinco o seis meses en cama y Trujillo nunca fue a visitarlo".


Entiende que se han levantado blasfemias sobre su padre. Al referirle la versión publicada de que fue Logroño quien descubrió que Almoina había sido el autor de un libro contra Trujillo escrito con seudónimo, aclaró que era imposible debido a que cuando el volumen se escribió, su padre tenía al menos seis o siete meses de fallecido. En la obra se habla de la expedición de junio de 1949 y Logroño murió en enero.

En su espléndida memoria están grabadas hasta las ocurrencias de su padre a quien un adulón de la época le llevaba a diario una lechosa Cartagena que dejó de obsequiarle en una caída en desgracia, alegando que la mata se había secado. En una ocasión, alguien le dijo que él tenía la barriga llena de m. y Logroño le contestó: "lo mismo que tienes tú en el cerebro". En un viaje a Puerto Plata, el anfitrión, para deslumbrarlo, le dijo: "tengo unas palomitas recién cazadas, fresquecitas, traídas desde Luperón ¿usted desea una docenita?". Y él respondió: "hijo mío, tráeme bandadas".

En 1933, los servicios de seguridad de Trujillo acusaron al cónsul de Italia en el país, Amadeo Barletta, de conspirar contra el Gobierno por lo que el tirano, supuestamente, le abofeteó aunque lo cierto es que lo redujo a prisión. Mussolini exigió la libertad de su funcionario consular, amenazado enviar al país una flota de guerra por lo que "el jefe" debió poner a Barletta en libertad, pero Logroño, entonces Canciller, fue destituido. "Mi padre expresó: es la primera vez que veo que la soga se rompe por lo más grueso".

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